INTRODUCCIÓN
No he querido poner ningún adorno en el marco de cada poema para no distraerse; queden solos palabra y "duende": su espíritu y su esencia. La palabra es el arte, es la belleza por sí sola, y el mundo que ella comprende y estimula. El arte se establece en ella si se ha conseguido. Sin muchas pretensiones, ¡ojalá sea ese mi caso!
He añadido un apartado que lo llamo "Poesía trascendente", es decir, que las palabras van más allá de su significado. Ahonda en profundidad el misterio de la existencia del hombre en una dirección, la única verdadera: El Ser Trascendente, refiriéndome a nuestro Jesús de Nazareth, que da sentido a la vida y a la historia.
La poesía es palabra, palabra desnuda. Solamente ella, y lo que ella significa, es capaz de meterse en el alma del lector para hacerse cómplice con la del escritor. No hace falta ningún subterfugio, ningún adorno –creo que la mía es una palabra austera, sobria- para comprender la belleza de cada una. En realidad, manifiesta el espíritu –aunque no lo diga- del poeta; de esta forma, también, con su palabra, queda desnudo ante los demás; más íntimamente se da a conocer que a través de muchos discursos.
Queda claro que el poema ha de seguir ciertas normas, aunque sean mínimas, para responder a ese acento, al impulso de cada una de ellas, para llegar al final del camino, de cada verso, sin el corazón exhausto, sin cansancio.
Después de mi jubilación, he querido meterme en esta difícil e intrincada selva de la poesía, donde uno, si ha de ser sincero, ha de dar lo mejor de sí mismo. He tenido que repasar las normas a seguir en los poemas, rimas y acentos. He conocido a poetas incipientes y veteranos y he admirado a todos; a unos por su perseverancia y a otros por la inteligencia demostrada en sus poemas.
Después del pequeño camino recorrido, llego de puntillas a vuestros ojos, que son de tierra, como los míos, porque sé que cada uno les dará el valor que libremente quiera. Si he conseguido que vuestros sentimientos coincidan con los míos, y os gusten los poemas, como me ocurre a mi, lo tendré por sobradamente pagado.
Pongo mis palabras en vuestras manos con la mayor delicadeza.
Con afecto
El autor
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