Oigo el ram, pataplán, de los tambores,
procesiones de un cristo en las miradas,
espinas en cabezas traspasadas,
silenciosas figuras de extertores.
Aquí, en Andalucía -mil colores-,
la vida con la muerte van atadas,
los cristos, sus figuras tan cantadas,
las penas, en saetas, son amores.
Figuras y razón de sentimientos,
los ayes, corazones escondidos,
los vítores y palmas tan sentidos,
devociones, figuras, testamentos.
Todo, en fín, de oraciones y portentos
de las artes, la cultura, tenidos
con el alma y la fe, todos unidos
como un bálsamo herido entre lamentos.
buenos cuartetos
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