sábado, 21 de abril de 2012

DEL MES DE MAYO

Con las flores, su alegría,
de colores un festín,
abramos nuestro jardín,
para alabar a María.
En este mes, cada día,
exaltemos su grandeza,
sabiendo que, con certeza,
llueven sonrisas de cielo,
descorramos  ese velo,
con jazmines de nobleza.

En la mar sembremos olas,
y en la tierra, de oraciones,
rosarios a borbotones,
que a la Virgen lleguen solas.
Y guirnaldas de amapolas,
pongamos en su cabeza,
que ensalzarán su realeza
y encenderá el corazón;
no perdamos la ocasión,
de alabarla con largueza.

¡Oh María, madre mía,
de Jesús la tierna Madre,
llévanos cerca del Padre,
lejos vamos todavía!
¡Dar mi corazón querría,
fuera alegre este destierro,
a tantas cosas me aferro,
no sirven para ir al cielo,
contigo y con tu desvelo,
líbranos de tanto yerro.


Eulogio Díaz García

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